¿Cuál es el origen de la expresión “tirar los tejos”?
Seguramente alguna vez habéis utilizado o escuchado alguna frase parecida a las siguientes: “A Fulanito le gusta Menganita; le acaba de tirar los tejos” “No sé, no sé, pero creo que Zutano me está tirando los tejos” “Me da la sensación de que me estás tirando los tejos ¿o me equivoco?”…
Coloquialmente “tirar los tejos” se utiliza para indicar que alguien quiere insinuar su interés a otra persona o intenta manifestarle indirectamente lo que de él/ella espera (según la RAE).
El origen de esta expresión proviene de un antiguo juego llamado el tejo, que consistía en tirar una piedra o trozo de teja (habitualmente caído de algún tejado y conocida como tejo) contra un palo de madera clavado/depositado en el suelo y cuyo objetivo era derribarlo.
Era un juego que se practicaba en plazas o parques públicos y en los que mientras unos jugaban otras personas paseaban o estaban sentadas en algún banco cercano.
Era usual que, cuando a algún muchacho le gustaba una de las chicas que por allí se encontraban, tirase el tejo a una distancia cercana de donde estaba ésta y, con la excusa de ir a recogerlo, aprovechase para insinuarse, charlar o hacerle ver su interés por ella.
Con el tiempo se popularizó esta peculiar y original forma de mostrar el interés por alguien y el simple acto de tirar el tejo cerca de una persona ya era sinónimo de querer entablar una amistad especial.
Coloquialmente “tirar los tejos” se utiliza para indicar que alguien quiere insinuar su interés a otra persona o intenta manifestarle indirectamente lo que de él/ella espera (según la RAE).
El origen de esta expresión proviene de un antiguo juego llamado el tejo, que consistía en tirar una piedra o trozo de teja (habitualmente caído de algún tejado y conocida como tejo) contra un palo de madera clavado/depositado en el suelo y cuyo objetivo era derribarlo.
Era un juego que se practicaba en plazas o parques públicos y en los que mientras unos jugaban otras personas paseaban o estaban sentadas en algún banco cercano.
Era usual que, cuando a algún muchacho le gustaba una de las chicas que por allí se encontraban, tirase el tejo a una distancia cercana de donde estaba ésta y, con la excusa de ir a recogerlo, aprovechase para insinuarse, charlar o hacerle ver su interés por ella.
Con el tiempo se popularizó esta peculiar y original forma de mostrar el interés por alguien y el simple acto de tirar el tejo cerca de una persona ya era sinónimo de querer entablar una amistad especial.
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